Decirle a un niño que alguien ha muerto es uno de los momentos más difíciles para cualquier adulto. Queremos protegerlos del dolor, pero los niños también necesitan verdad, claridad y amor para entender la pérdida. La buena noticia es que, con palabras sencillas y honestas, podemos ayudarlos a sanar.
¿Por qué es importante hablar con claridad?
Frases como “se fue de viaje” o “está durmiendo” pueden generar confusión o miedo. El niño puede pensar que la persona regresará… o que irse a dormir es peligroso. Es mejor usar palabras reales: “murió”, “falleció”, “ya no está con nosotros físicamente”.
Qué decir según la edad
- 3–6 años: “Su cuerpo dejó de funcionar. No siente dolor. Siempre lo recordaremos con amor.”
- 6–9 años: Pueden entender la permanencia de la muerte. Permíteles hacer preguntas. No tienes que tener todas las respuestas.
- 10+ años: Hablan de emociones complejas. Escucha más de lo que hablas.
- Di la verdad con ternura.
- Permite que lloren, pregunten o guarden silencio.
- Inclúyelos en rituales (velas, cartas, memorial digital).
- Decir “no llores” o “sé fuerte”.
- Ocultar tu propio duelo (está bien que vean que también sientes).
- Forzar conversaciones si no están listos.
El memorial digital: un puente para los más pequeños
Un memorial digital permite que los niños conozcan a un abuelo, tío o primo que nunca conocieron en vida. Con fotos, bibliografias y videos, pueden construir una relación de memoria y afecto. Muchas familias nos han dicho: “Mis nietos ahora ‘conocen’ a su bisabuelo gracias a su página memorial.”
Acompañar a un niño en el duelo es sembrar en él la capacidad de amar, incluso en la pérdida.